El camino que conduce desde los orígenes de la ‘vida’ primitiva, la cual existe desde al menos 3.5 mil millones de años, a la profusión y diversidad actual, es conocido como evolución. Contrario a la opinión popular, ni el término o la idea de una evolución biológica comenzaron con Darwin y su obra principal “El Origen de la Especies (1859)”. Muchos eruditos de los antiguos filósofos griegos habían inferido que especies similares descendían de un ancestro común. La palabra “Evolución” hizo su aparición en 1647 en una conexión no biológica y se utilizó ampliamente para todo tipo de progresiones de inicios más simples. El término Darwiniano utilizado más a menudo para referirse a la evolución biológica es “Descendencia con modificación”, el cual sigue siendo una buena y breve definición del proceso en la actualidad.
Darwin propuso que la evolución podría explicarse por la supervivencia diferencial de organismos siguiendo su variación natural (El proceso que él denominó como “Selección natural”). De acuerdo con esto, la descendencia de los organismos difiere unos de otros y de sus padres en formas que son hereditarias (Es decir, que pueden transmitir las diferencias genéticas a su propia descendencia). Por otra parte, los organismos en la naturaleza suelen producir más crías que pueden sobrevivir y reproducirse, dadas las limitaciones de alimento, espacio y otros recursos ambientales. Si una descendencia particular presenta rasgos que le otorguen una ventaja en un entorno particular, ese organismo tendrá más probabilidades de sobrevivir y transmitir esas características. Como las diferencias se acumulan de generación en generación, las poblaciones de los organismos difieren de sus antepasados.
La hipótesis original de Darwin ha sido objeto de una amplia modificación y ampliación, pero los conceptos centrales se mantienen firmes. Los estudios en genética y biología molecular (Campos desconocidos en el tiempo de Darwin) han explicado la aparición de las variaciones hereditarias que son esenciales para la selección natural. Se tiene como resultado variaciones genéticas o las mutaciones en las secuencias de nucleótidos del ADN. Estos cambios en el ADN pueden ser detectados en la actualidad y describirse con gran precisión.
Las mutaciones genéticas surgen por casualidad. Pueden o no ‘equipar’ al organismo con mejores medios para sobrevivir en su entorno. Pero si una variante genética mejora la adaptación al medio ambiente (Por ejemplo, permitiendo que un organismo pueda hacer un mejor uso de los nutrientes disponibles, o para escapar de los depredadores de forma más eficaz, como a través de fuertes piernas o disfrazarse de otro color), los organismos portadores de ese gen tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse que los que no. Con el tiempo, su descendencia tiende a incrementar, cambiando las características promedio de la población. A pesar de la variación genética en la cual la selección natural trabaja basada en elementos al azar o la casualidad, la selección natural produce por sí misma ‘adaptación’ al cambio (Todo lo contrario al azar).
Los científicos también han adquirido una comprensión de los procesos por los que se originan nuevas especies. Una nueva especie es aquella en la que los individuos no pueden aparearse y producir descendencia viable con los individuos de una descendencia preexistente. La división de una especie en dos a menudo se inicia porque un grupo de individuos se separa geográficamente del resto. Esto es particularmente evidente en las islas remotas, como las Galápagos y el archipiélago de Hawaii, cuya gran distancia de América y Asia hace que el arribo de colonizadores tenga poca o ninguna oportunidad de aparearse con individuos remanentes. Montañas, ríos, lagos y otros obstáculos naturales también cuentan para la separación entre las poblaciones que alguna vez pertenecieron a la misma especie.
Una vez aislados, los grupos separados geográficamente se vuelven genéticamente diferenciados, como consecuencia de una mutación u otros procesos, incluyendo la selección natural. El origen de las especies es con frecuencia un proceso gradual, por lo que al principio el aislamiento reproductivo entre los grupos separados de los organismos, es solo parcial, pero con el tiempo llega a ser completo. Los científicos prestan atención a estas situaciones intermedias porque ayudan a reconstruir los detalles del proceso y para identificar genes particulares o grupos de genes que dan cuenta del aislamiento reproductivo entre especies.
Un ejemplo especialmente convincente de especiación implica las 13 especies de pinzones estudiadas por Darwin en las islas Galápagos, conocidos ahora como pinzones de Darwin. Los ancestros de estos pinzones parecen haber emigrado de Sudamérica a las Galápagos. Hoy en día, las diferentes especies de pinzones en las islas tienen hábitats, dietas y conductas diferentes, pero los mecanismos involucrados en la especiación siguen funcionando. Un grupo de investigación liderado por Peter y Rosemary Grant, de Princeton University ha demostrado que un año de sequía en las islas puede impulsar cambios evolutivos en los pinzones. La sequía disminuye el suministro de frutos de cáscara agrietada fácilmente, pero si permite la supervivencia de las plantas de producción mayor, las nueces más duras. Las sequías entonces, favorecen a las aves con un pico fuerte y amplio que puede romper las semillas duras, produciendo poblaciones de aves con estas características. Los Grant han estimado que si las sequías ocurren aproximadamente una vez cada diez años en las islas, podría surgir una nueva especie de pinzón en tan solo 200 años.
Las diferentes especies de pinzones de Darwin en las Islas Galápagos. Tienen picos de diferentes tamaños que han evolucionado para tomar ventaja de las distintas fuentes de alimento.
En los siguientes post (Entradas o publicaciones) se considerarán diversos aspectos de la evolución biológica en mayor detalle, tomando como base la paleontología, anatomía comparada, biogeografía, embriología y la biología molecular para una mayor evidencia de la evolución.